Flora Dewit - Cantarle al Oso

Yo me dedico a hacer discos y libros, no soy crítico de profesión, así que para que escriba una reseña sobre una obra se tienen que reunir varias condiciones, la primera, la necesidad de contarle a quien me lea, que he descubierto algo que merece la pena y  la segunda, mi capacidad de hacer un análisis que aporte algo, con el disco del que os voy a hablar, se reúnen ambas condiciones, por eso estáis leyendo estás palabras y agradezco a Kamikaze Sonoro que me haya dejado hablaros de esta obra:

“Cantarle al OSO”, es un disco lleno de capas, de tonos, de significantes y significados.

Esta sátira sonora juega con la ironía y el sarcasmo,  tiene una mirada algunas veces cínica pero nunca hipócrita, es un disco de mucho color, con sonidos alegres que en muchos casos contrastan con la mirada crítica de sus textos lo cual para alguien amante de los contrastes como un servidor, la experiencia se paladea y deshace en la boca.

Flora Dewit puede destriparte con una sonrisa y el sonido alegre de un ukelele y esos contrastes hacen de este disco una rara avis muy especial, la producción corre a cargo de Gabriel Vidanauta, interesantísimo cantautor que al igual que Flora, tiene en el humor y los juegos rítmicos un arma de diversión/reflexión masiva, una buena producción debe potenciar las cualidades y la personalidad del autor y en este caso, ha hecho un trabajo excelente, es un disco con una mirada propia, la mirada de la autora.

Es un disco variado pero con un sonido homogéneo y coherente con el conjunto, resaltaré algunos de los tracks, que son los que a mí más me han impactado, aunque el disco no tiene desperdicio, podría analizar cada uno de los tracks, pero la intención de esta reseña es que salgas convencido de hacer tu propia escucha.

El disco no podía arrancar mejor, Don Dino, melodía alegre que comienza con el sonido de un carrillón haciendo la misma melodía que el riff de guitarra, el texto que podrían haberlo firmado los Monty Phyton, esconde un retrato social y autóctono muy interesante y su sonido tiene una característica que acompaña todo el disco, tocado e interpretado a modo de canción infantil, pero con muchas capas de lectura, así como un niño puede disfrutar la lectura primaria de un capítulo de los Sipmsons  y en ese mismo capítulo un adulto podrá encontrar como si de una matriuska se tratara, un montón de significantes que no están en la epidermis de la canción, cabe también resaltar que en esta canción se encuentra un feat con el productor del disco, Gabriel Vidanauta.

Déjalo estar, excelente colaboración con la cantautora Belén Tejuelas que envuelta  de nuevo en sonidos alegres, casi de carnaval, lleva detrás una crítica a cierta clase de masculinidad tóxica y de ego elevado que puebla el mundo del arte y la “bohemia” este tema es un sátira y consigue todo lo pretendido, es divertida, es una buena canción en lo que a melodías y estructura se refiere y consigue hacer una crítica certera, cabe destacar los juegos vocales entre Belén y Flora que hacen que la escucha enganche desde el primer momento, así como los cambios rítmicos y el juego con algunas capas electrónicas hacía el final de la canción que complementan un tema que como todo en este disco, suena sencillo para ser tan complejo.

Pepsicología, mi tema favorito del disco, comienza con una nota sostenida de una guitara eléctrica para pasar a un sonido punk y garajero  acompañado por la interpretación más enérgica de Flora y cuando parece que el tema va a ir por ahí, nos lleva a un estribillo con un sonido más indie con notas mucho más sostenidas, haciendo un contraste interesantísimo en el que el cambio va a ser constante desde momentos que me recuerdan a mumford and sons hasta momentos en los que se me vienen a la cabeza los Def con dos, de nuevo el trabajo tanto a nivel de capa sonora como a nivel rítmico hace que el disco tenga un montón de escuchas, así, que lo que mejor que puedes hacer, tú que me estás leyendo es ir corriendo a disfruta de Cantarle al Oso, si lo disfrutas como yo y me lo quieres agradecer, hazlo con cerveza.

Jorge Valverde